Nuestro liceo lleva el nombre de una profesora normalista, una de las primeras en la comuna, que vivía precisamente donde estaba emplazada una escuelita que albergaba a estudiantes de La Pintana, por lo tanto, no solo vivía en el lugar, si no también, vivía para él, su recinto educacional, de ella ha tomado su nombre Aurelia Rojas Burgos, más allá de eso es poco lo que se sabe de tal notable profesora, solo que su esmero fue educar y verter su vocación con un amor inusitado a lo que hacía.
Ese sitio donde vivía la profesora Aurelia, prontamente se estableció en la dirección actual (Aníbal Hunneus), donde se contaba con una infraestructura con las comodidades mínimas, y patios de tierra que prontamente dieron paso a una construcción más moderna que obligó a toda la comunidad a desplazarse a unas dependencias que los albergaría hasta cuando durara la construcción de lo que sería hoy nuestro establecimiento, después de aquella aventura donde todos los estudiantes eran trasladados en buses desde la sede en construcción de Aníbal Hunneus hasta el villa la Pintana diariamente, es que gozamos hoy de un lugar con una moderna arquitectura en medio de una población altamente vulnerable, donde deseamos compartir nuestro espacio formando redes de apoyo y ofreciéndonos como un oasis donde se pueda encontrar realizado lo que podrían haber sido los sueños de la profesora Aurelia: educar a niños y niñas del sector, en un ambiente dado para el aprendizaje donde se pueda vivir la paz, el respeto y todos aquellos valores universales necesarios para el buen desarrollo de nuestros estudiantes.
El diseño de la arquitectura de nuestro establecimiento fue realizada por el arquitecto chileno Alejandro Aravena, Premio Pritzker 2016, conocido internacionalmente como “el Nobel de la arquitectura”, y que se destaca por una propuesta arquitectónica que ofrece un concepto de «incrementabilidad», es decir la idea de que el inmueble sea una inversión valorada a largo plazo y con una construcción dinámica en la optimización del espacio.